Google+ Taller de Escritura Creativa de Israel Pintor en España: Instrucciones en blanco, Arroyito Ferdinand

Instrucciones en blanco, Arroyito Ferdinand

Creo en los Reyes Filósofos de Sócrates antes que en los políticos ignorantes de todo menos
del dinero. Creo que el dinero es una alucinación colectiva que nos postra en lugar de
proporcionarnos, pero si ha de existir como ilusión mejor que lo gestionen los bancos
públicos en lugar de los judíos y los fariseos. Creo en que borremos los intereses bancarios:
¿quién quiere aumentar la deuda que tenemos con nosotros mismos?
Creo en la ciencia por la mañana y en la poesía por la tarde, e imagino a niños cuidados por
Padres Preparados para hacerlo, en lugar de la educación de la X-Box y de caja tonta, con
sus marionetas que sólo buscan crear títeres.
Creo que es más fácil usar la ciencia para la tecnología que para la destrucción y el abuso,
creo que es más fácil usar la tecnología para fabricar futuros que para adormecer presentes.
Creo que esto es más fácil si los Padres Preparados te educan con instrucciones en blanco
para que cada cual las rellene.
Creo que el arte despierta las habitaciones interiores, y que para conocer de verdad lo que
nos rodea por fuera hay que conocer lo que nos envuelve por dentro. Creo que quien
conoce la Historia está condenado a repetirla para interés de todos, y a evitarla cuando traiga
sufrimiento gratuito: no consiste tanto en no repetirse como en saber por qué sucedieron la
primera vez.
Creo en la tecnología, pero no en la teología, con sus Dioses paganos alejados del hombre, el
único dios. Creo en el descontrol controlado, en la explosión de las maravillas y en las
verdades que ignoramos llevar dentro.
Creo en la familia que se hace, no en la que se nace, y en esos desconocidos que a la larga
resultan más familiares que aquellos primos que te hicieron regalos en tu primera comunión.
Creo en el trabajo por satisfacción, no por peculio; y en los jefes que llegan antes que sus
empleados y se retiran después. Creo en la organización jerárquica de las tareas comunes,
porque alguna organización han de tener, y cualquier otra desemboca en el Coño de la
Bernarda.
No creo en los ejércitos si no son para defenderse, y creo que no hay nada de qué
defenderse si no hay alguien que ataque.
Creo que el amor es un asunto privado y, ni siquiera a ti, mi amor, te incumbe. Creo en amar
y creo que no debo esperar que me amen por ello.
No creo en los matrimonios por contrato, ni en la hipocresía si no es como forma de arte.
Creo en vivirlo todo, pero cada cosa en su momento.
Creo en la muerte, pero no en el miedo; en la vida, pero en la vida animal, no en la vegetal;
en el cielo al alcance de la mano, pero no en la prédica de los infiernos por conveniencia.
No creo en el fútbol si no es como deporte, ni en la vida secreta de los demás si no es un
ejemplo edificante (incluso un ejemplo a no seguir).
Creo que siempre hay una salida mejor que otra, y que hablar sin parar nos aleja de las
bestias.
No creo en escribir sobre papel mojado, porque el viento también se lleva las palabras
escritas, y la sangre propia, no el agua, es la que limpia los errores.
Y creo en creer, aunque sea a ratos, porque de otra manera se apagan las antorchas que
iluminan el camino.

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